jueves, 22 de agosto de 2013

SOBRE LA PACIFICACIÓN Y LA RECONCILIACIÓN 
Visión de La Fundación

1.-
La declaración de ETA sobre el cese definitivo de su actividad armada nos alegro. Nos alegró porque estamos a favor de la paz y dispuestos a trabajar en la pacificación de nuestro país y porque consideramos que podría resultar un paso adelante en su consecución. Y nos alegramos porque Josemari se hubiera alegrado ante tal anuncio si no le hubieran negado la posibilidad de vivirlo.
2.-
Pero a la alegría se sumó también un profundo dolor. Nos dolió mucho que la declaración no expresara ningún respeto ni consideración respecto a las víctimas provocadas por ella. Ni siquiera mencionaba los asesinatos de Josemari y de las demás víctimas y el dolor irreparable que provocó a todos sus allegados y amigos.
3.-
A nuestro entender además de necesario hoy es posible trabajar seriamente, en la pacificación del país. En este difícil quehacer debe tomar parte toda la sociedad civil, y, desde luego, las víctimas y quienes conforman su entorno. Los que componemos la Fundación BIDETIK colaboraremos en este quehacer profundizando en los valores éticos que Josemari amaba e hizo suyos.
4.-
Nuestra sociedad, que durante muchos años se ha acostumbrado demasiado a la violencia y a la degradación moral que ello conlleva, debe interiorizar de forma rápida y contundente que en nuestra sociedad no se puede aceptar ninguna justificación política de la violencia, y que, en consecuencia, quien no toma postura ante ella y se calla se convierte en cómplice de la misma.
5.-
En el proceso de pacificación no exigiremos los máximos éticos –arrepentimiento, petición de perdón, ...-, pero tampoco aceptaremos nunca ninguna declaración o planteamiento en el que las muertes de Josemari y de todas las víctimas sean presentadas, directa o indirectamente, como sucesos tristes pero inevitables. Exigiremos siempre, además de considerar que fueron actos políticamente nocivos para nuestro País, el reconocimiento de que fueron asesinatos injustos.
6.-
Este reconocimiento es condición primera y fundamental del respeto hacia las víctimas, es el punto de partida de la actitud que debe desarrollar la sociedad. Después y como consecuencia vendrían el reconocimiento del daño causado, la posible reparación, y, desde luego, la decisión de renunciar a la violencia. Las víctimas, además de ello, tienen todo el derecho a construir su relato, a expresar su dolor y su enfado, a ser escuchados. Lo que a éstas se les debe exigir que su relato sea prepolítico en el sentido de prepartidista. Opiniones partidistas tienen todo el derecho a tenerlos como ciudadanos, pero cuando hablan en cuanto víctimas su mensaje debe ser universalmente aceptable, debe ser, sin objetivos políticos partidistas, mensajero de la dignidad humana y de los derechos humanos.
7.-
Lo primero para lograr la pacificación y la convivencia es la interiorización de una firme voluntad. Parece que en nuestra sociedad está cada vez más presente. Esa voluntad hay que revestirla hoy de honestidad y prudencia: honestidad a la hora de examinar, conocer y manifestar lo ocurrido en estos años, y prudencia a la hora de hacer el camino, pues “no hay camino para la paz, la paz es el camino”. Superando el odio y la venganza, se trata de intentar facilitar la convivencia en la vida diaria.
8.-
En el diálogo radica la vía de la paz. Hay que hablar con todos los que quieren construir esa paz, aunque resulte doloroso. El verdadero diálogo hoy exige dos condiciones: a) superar el silencio del miedo y recuperar el silencio del respeto; sin esto último no es posible el respeto y consideración a las víctimas; y b) utilizar las palabras con honestidad y precisión, procurando, en la medida de lo posible, dar entrada a las palabras que nos puedan acercar. Hay que evitar las palabras que sólo buscan ofender y, en consecuencia, sólo dificultan la convivencia.
9.-
Es importante, a nuestro juicio, que los primeros movimientos para la pacificación se den pronto y con firmeza y decisión. En este esfuerzo no hay lugar para la soberbia: No tienen cabida manifestaciones del estilo de “nosotros hemos traído la paz,... nosotros somos los únicos vencedores, ...etc.”. Sobre todo los partidos políticos – algunos especialmente- deben saber que la situación real del País no ofrece motivo alguno para semejantes actitudes. Y, desde luego, deben estar abiertos a visiones que superen los intereses partidistas.
10.- Los valores éticos para la pacificación y la convivencia hay que trabajarlos en la educación. En casa, en la escuela y en la universidad. La necesidad en nuestro pueblo es apremiante, porque la tan extendida actitud lamentable ante la violencia se ha trasladado demasiado alegremente a las nuevas generaciones. A los educandos hay que ayudarles a educar sus sentimientos, hay que prepararlos para un verdadero pluralismo. Trabajando una pedagogía de los derechos humanos deben comprender en qué consiste la verdadera tolerancia, y, sobre todo, deben aprender a rebatir la violencia en cualquier circunstancia y a superar cualquier conflicto sin recurrir a ella.. Eso es lo que quería Josemari, y nuestra Fundación justifica el nombre BIDETIK desde nuestra voluntad de seguir trabajando en esa dirección.
PARA TERMINAR
Nuestra Fundación se esforzará con honestidad y ahínco en el proceso de pacificación y en el logro de una convivencia justa, aun cuando los sentimientos chirríen, y, desde luego, todos los componentes de la Fundación actuaremos unidos. 

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